… Y así ha llegado el día que no me la he podido sacar de la cabeza, y continúo en el círculo vicioso de llamarla, escribirle. Ahora resulta que para ella soy un tormento de la misma manera, que ella lo es para mi.

40 llamadas perdidas, 5 emails, todo lo que se puede imaginar y ni una sola respuesta. Los papeles se han invertido de manera abismal y estoy ahora en la posición que ella tiempo atras cuando me dejaba correos de voz llorando, la diferencia es que antes sus lágrimas como dagas penetraban la dureza de mi corazón y volvía a caer. Ahora yo no la pude hacer caer en mis pusilánimes actos de hacerla sentir compasión por mi.

Luego me enteré que estaba en terapia con psicólogo, como yo lo estuve alguna vez; y de la misma manera asumo que le dijo lo mismo que mi terapista me había dicho: ¨Romper todo contacto, realizar actividades diferentes, mantenerse ocupado¨, y de nuevo la única diferencia es que sus lágrimas que rogaban por mi regreso, me hicieron regresar… Y mis lágrimas fueron menospreciadas ahora.

No me malinterpreten, no dudo que lo que ella hace es lo correcto, pero qué golpe tan devastador en mi orgullo es que yo nunca tuve la firmeza para mantenerme en mi posición y que finalmente ella, la que se suponía era mas débil,  terminó poniéndole fin a ese círculo vicioso.

Ya solo juego ping pong contra una pared en mi mente, remordiéndome en mis arrepentimientos, en  mi soberbia y en  mi orgullo masculino. Ahora por cuestiones laborales estoy solo, lejos de mi familia que eran mi soporte en situaciones como esta, cayendo en la vorágine de la nostalgia, y muriéndome por dentro, buscando por google ¨Como superar a mi ex¨.

En conclusión amigos y amigas, este último acontecimiento me enseñó tal vez la mayor lección en mi vida: Los principios, ideales y decisiones no se tuercen por las lágrimas de nadie, y que cuando uno demora en tomar una decisión, la vida la toma por uno y es ahí cuando el sufrimiento es devastador y total.